Una visita de alto perfil y duración breve
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, arribará mañana a Israel en una visita oficial que se extenderá por unas cuatro horas. Su llegada está prevista para las 9:20 de la mañana, hora local, en el aeropuerto internacional Ben Gurión, donde será recibido por el primer ministro Benjamín Netanyahu y altos funcionarios israelíes.
La agenda incluirá un discurso ante el pleno del Knéset y un encuentro privado con las familias de los rehenes israelíes aún retenidos en Gaza. La visita se produce en medio de un ambiente de cauteloso optimismo tras el alto el fuego alcanzado entre Israel y Hamás, mediado por los Estados Unidos y Egipto.
El contexto político y humanitario
Trump busca consolidar el liderazgo estadounidense en la nueva etapa del proceso de paz. Su paso por Jerusalén coincide con la primera fase de liberaciones de rehenes prevista en el acuerdo de cese del fuego, y tiene un fuerte valor simbólico tanto para el gobierno israelí como para la opinión pública.
Según fuentes diplomáticas, la Casa Blanca considera esta visita como un gesto de “garantía de cumplimiento” hacia ambas partes, reforzando la confianza en que los compromisos asumidos por Hamás serán monitoreados de cerca.
El eje Washington–Jerusalén–El Cairo
Tras su encuentro con Netanyahu, Trump viajará a Egipto para participar en una cumbre multilateral en Sharm el-Sheij. Allí se espera la presencia de líderes árabes y europeos con el objetivo de avanzar en los mecanismos de reconstrucción y supervisión internacional del acuerdo.
Washington intenta consolidar un esquema de cooperación regional que reduzca tensiones y fortalezca la coordinación entre Egipto e Israel, sin dejar de lado el papel de Estados Unidos como garante del proceso.
Una nueva fase diplomática
La visita de Trump a Israel marca un punto de inflexión tras meses de conflicto y negociaciones complejas. Más allá de su brevedad, la jornada se perfila como un test político: medir la capacidad de sostener la paz en un escenario aún frágil y de abrir un capítulo distinto en la relación entre los actores clave de Oriente Medio.