En la campiña italiana, cerca de Pisa, un gigantesco experimento está a punto de comenzar.
El experimento, conocido con el nombre de Virgo, tiene como misión detectar uno de los más elusivos fenómenos astrofísicos.
«Esto es una clara demostración de que lo que (Einstein) dijo hace 100 añoses absolutamente correcto», explica Franco Frasconi, investigador de la Universidad de Pisa y parte del equipo de Virgo.
Ondas gravitacionales por todas partes

El 25 de noviembre de 1915 Albert Einstein presentó la versión final de sus ecuaciones del campo ante la Academia Prusiana de las Ciencias.
Estas son la base de su teoría general de la relatividad, un pilar de la física moderna que ha transformado nuestra comprensión del espacio, el tiempo y la gravedad.
Gracias a ella hemos podido entender muchas cosas: desde la expansión del Universo hasta el movimiento de los planetas y la existencia de los agujeros negros.
Pero Einstein también propuso la presencia de ondas gravitacionales. Estas son, esencialmente, las ondulaciones de energía que distorsionan la estructura del tiempo y el espacio.
Imagínate algo así como las ondas que se generan cuando lanzas una piedra a un charco de agua.
Cualquier objeto con masa debería producirlas cuando está en movimiento. Incluso nosotros. Pero cuanto más grande es la masa y más dramático el movimiento, más grandes son las ondas.
Y Einstein predijo que el universo estaba repleto de ellas.
- Las ondas son una consecuencia inevitable de la Teoría general de la relatividad
- Su existencia ha sido inferida pero no verificada directamente
- Son ondas en la estructura del espacio y el tiempo producidas por eventos cósmicos violentos
- La aceleración de las masas produce ondas que se propagan a la velocidad de la luz.
Renovación prometedora

«La gravedad es de hecho la más débil de las fuerzas e incluso las fuentes astrofísicas más dramáticas sólo emiten ondas gravitacionales débiles», le dice a la BBC Toby Wiseman, físico del Imperial College de Londres, en Reino Unido.
La primera vez que se puso en marcha el experimento Virgo fue en 2007 y no logró ver nada.
Otro laboratorio en Estados Unidos, el Observatorio de interferometría láser de ondas gravitacionales (LIGO, por sus siglas en inglés) tampoco tuvo suerte.
Ambos instrumentos –llamados interferómetros– fueron renovados.
Gracias a estas costosas actualizaciones es que el 14 de septiembre de 2015 lograron percibir algo.
Distorsiones leves

Los investigadores esperan ver las ondas emanadas por eventos cósmicos violentos, como la explosión de estrellas o el choque de agujeros negros.
El detector Virgo está formado por dos túneles idénticos de 3 km distribuidos en forma de L.
El proceso comienza con la generación de un rayo láser que luego se divide en dos: uno es impulsado a través de un túnel y la otra mitad por el otro.

Un espejo en cada túnel hace rebotar a los rayos láser muchas veces hasta que se vuelven a recombinar.
Como resultado, los rayos divididos se recombinarán de una manera diferente: las ondas de luz interferirán entre sí en vez de cancelarse y los científicos podrán detectar entonces una señal.
Con todos estos «oídos en el cosmos», debería ser más fácil identificar con exactitud el lugar en que ocurren estos eventos.
Y la Agencia Espacial Europea está desarrollando un observatorio de ondas gravitacionales para poner en órbita, lejos de la Tierra, que esperan lanzar en 2030.
fuente:bbcmundo