Mohamed Alí fue, es y será único. En el deporte ha habido grandes atletas, figuras populares que han dado un nuevo sentido a sus respectivas modalidades, pero es difícil encontrar a uno con la trascendencia e influencia que tuvo Alí, dentro y fuera del cuadrilátero.
Un ejemplo de ello es Davis Miller, quien desde hace tres décadas puede decir que es amigo del más grande boxeador de todos los tiempos.

Miller, quien es el curador de una exposición en Londres con objetos que Alí usó a lo largo de su vida, le contó a la BBC cómo fue que llegó a ser una persona tan cercana a él, hasta el punto de poder mostrar uno de los lados menos conocidos del excampeón mundial de peso pesados.
Esta es su historia.
—————
Fue una obsesión de mi infancia. Él transformó mi vida, le dio significado, empezando tras la muerte de mi madre.

Tenía 11 años y verlo en televisión me levantaba el ánimo. Fue para mí una forma de vivir, a través de él, en el momento más difícil. Eso fue lo que salvo mi vida.
Lo que tratamos de hacer con esta exhibición fue humanizarlo. Están los momentos icónicos, pero también el hizo un gran trabajo de mostrarse humano y esa es una de las razones que lo amamos.

Las nuevas generaciones saben que él fue el boxeador más grande de la historia, tal vez el mayor atleta del mundo, pero no saben quién era como individuo.
Tenía unos treinta y tantos años cuando lo conocí. Por coincidencia vivía en su pueblo, Louisville, Kentucky. Fue el mismo día en el que perdí mi trabajo, como empleado de una cadena de videos.
Un día mi jefe, en uno de los recorridos por las tiendas, había señalado una casa y dicho: ‘Aquí vive la madre de Mohamed Alí’. Desde ese momento mantuve la dirección bajo mi radar.


En semana santa de 1988 pasé frente a la casa. Delante había una inmensa caravana con una placa que decía «El más grande» y tuve la pista de que se trataba de mi ídolo de la infancia y me puse nervioso.
Seguí conduciendo, pero con la sensación de que tenía que agradecerle lo que había hecho por mi vida. Me di ánimos, di la vuelta y me estacioné detrás. Fui a golpear la puerta, pero antes de tocarla, él la abrió y apareció allí parado, luciendo inmenso y real.


Me dio la mano, me hizo trucos de magia con sus dedos y me firmó todos los objetos que había acumulado en mi auto desde que me había mudado a Louisville y entonces me invitó a cenar en casa de su madre.
Fue un momento que me transformó y la razón por la que me convertí en escritor.
«Soy el más grande»
La exposición, que estará en al capital británica hasta agosto para aquellas personas que tengan la oportunidad de visitar Londres, lleva el nombre de la famosa frase que identificó a Alí como boxeador.
Sin embargo, su finalidad va más allá del cuadrilátero como le dijo a la BBC Lonnie Alí, su esposa.

«El legado todavía continúa. Eso es increíble y una lección de humildad, pero que muestra que Mohamed es más grande que su vida y lo sigue siendo».
«Durante su carrera inspiró a tanta gente, tanta vidas, de una manera tan cercana, que mucha gente lo sigue amando«, agregó.
Para Lonnie Alí fue importante humanizar al ídolo.
«Hubo seis principios en los cuales Mohamed construyó su vida: convicción, respeto, generosidad –siempre lo fue–, su lado espiritual, dedicación al deporte y confianza, que todos sabemos que él tenía mucha sobre sí mismo».
«Es importante conectar con la siguiente generación, que aprendan los principios de la vida y que aprendan de ellos mismos también».
fuente:bbcmundo