Stajanov fue un héroe en su país y un símbolo de la economía estalinista.
En diciembre de 1935, la portada de la revista Time mostraba al aclamado trabajador soviético Alexei Stajanov. Estados Unidos todavía padecía los efectos de la Gran Depresión y Stajanov era el ejemplo a seguir del comunismo: la figura insigne de un nuevo movimiento de trabajadores dedicado a aumentar la producción.
Pero los buenos tiempos para Stajanov no duraron para siempre.
«Amaba su trabajo y todo lo que alcanzó fue gracias a su trabajo duro, a su propio talento y perseverancia», cuenta Violetta Stajanova, la hija de Alexei Stajanov.
Stajanov era un minero en Donbass, una región productora de carbón en la Ucrania soviética.
Bajo el sistema comunista, todas las minas eran administradas por el Estado y tenían metas de producción mensuales. Si no se cumplían, los gerentes locales y los funcionarios del partido comunista estaban en problemas. La mina en la que Stajanov trabajaba era una de las que tenían el peor desempeño en la región.

«Él era increíblemente competitivo. Vivía pensando cómo incrementar la productividad de su mina y eventualmente se le ocurrió una solución brillante», indica Violetta.
En la década de los años 30, los mineros usaban picos para extraer el carbón, que se colocaba en carretas que eran sacadas de los pozos por ponis.
Los mineros entraban a las minas acostados sobre sus espaldas o de lado. Tenían un conjunto de apoyos, que eran troncos cortados en diferentes tamaños, para apuntalar el techo de la mina y de vez en cuando el mismo minero también se aseguraba de sostener el techo del túnel en el que se encontraba trabajando para evitar que se cayera.

Stajanov tuvo la idea de que hubiese un minero permanentemente sacando el carbón, mientras que otro lo ponía en la carreta. Un tercer trabajador se encargaría de apuntalar el techo con los apoyos y un cuarto minero debía sacar y meter al poni.
Y en lugar del tradicional pico, Stajanov quería usar un taladro de minas, el cual era una novedad y requería de un entrenamiento especializado. Los taladros eran extremadamente pesados, más de 15 kilos.
«Asistió a un curso y aprendió cómo usar el taladro», cuenta Violetta. «No tenía mayor educación que la escuela primaria, pero cuando se trataba de su trabajo, tenía determinación».
El encargado de la mina tenía serias dudas sobre la iniciativa de Stajanov. Sin embargo, Stajanov persuadió al líder de su equipo de trabajo y al jefe del partido comunista local de darle una oportunidad a su propuesta.
El 30 de Agosto de 1935, a las 22:00, Alexei Stajanov y tres de sus colegas entraron en la mina acompañados por el jefe del partido y un periodista local. Seis horas después salieron, triunfantes, tras haber extraído 102 toneladas de carbón, más de 14 veces el objetivo establecido.

Stajanov fue inmediatamente prodigado con atención y alabanzas: una delegación de mujeres locales le regalaron flores, el periódico local publicó la historia y el ministro de industria soviético, Sergo Ordzhonikidze, mostró la historia al líder soviético, José Stalin. Pronto, un artículo alabando el «método stajanovista»apareció en el periódico del partido, Pravda.
Una vez aprobado por Stalin, el método empezó a expandirse a través de la Unión Soviética.
«A mi padre lo premiaron con un pequeño piso amueblado, e incluso un caballo con un carro para transportarse, porque en esos días no tenían autos. Papá estaba especialmente orgulloso del caballo». dice
Con el apoyo del Partido Comunista, empezó a viajar por la Unión Soviética, promoviendo su iniciativa.
Incapaz de lidiar con su estatus de celebridad, su novia lo dejó por otro. Pero dejó con Stajanov a los dos hijos de ambos, pensando que quizás tendrían un futuro mejor con su famoso padre.
Viajes por la URSS
Stajanov no estaba escaso de atención femenina. Una vez estaba visitando una escuela en la ciudad de Kharkov, donde los estudiantes daban un concierto para recibirlo.
Cuando una chica llamada Galina Bondarenko apareció en el escenario, Stajanov perdió la cabeza. En poco tiempo estaban casados.

Galina tenía la mitad de edad que Stajanov y provenía de una familia educada pero pobre. Tras la boda, volvió a la escuela y continuó con sus estudios.
«Mi padre la adoraba», dice Violetta sobre su madre. «Ella no lo amaba, exactamente, pero lo respetaba, como a alguien mayor. No creo que estuviera apasionadamente enamorada, de la forma en que algunas mujeres se enamoran de los hombres».
En los siguientes meses, viajando a través del país, Stajanov reclutó a miles de seguidores de todas las ramas de la industria y la agricultura soviética, contentos de aplicar sus ideas para aumentar la productividad.
En noviembre de ese año, la Primera Conferencia del Movimiento Stajanov se reunió en Moscú. Un reportero de la revista Time acudió al evento. Nació una nueva palabra: «estajanovista», que define a una persona que trabaja muy duro.
Miles de trabajadores derramaron lágrimas de alegría al escuchar al líder soviético, José Stalin, dirigirse a la conferencia.
«La vida se ha vuelto más fácil, camaradas, más feliz. Y cuando alguien está feliz, el trabajo va bien. Si nuestra vida era dura, triste y carente de alegría, no hubiéramos tenido el movimiento estajanovista».

El discurso de Stalin fue recibido con un aplauso apasionado. Décadas después, los rusos recordaron las palabras de Stalin sobre «la vida volviéndose más feliz» con sarcasmo: para muchos ciudadanos soviéticos, la década de 1930 fue unperiodo de hambruna, así como de represión brutal.
Pero para Alexei Stajanov, las cosas iban bien.
El Partido Comunista le dio un departamento como los que tenía la élite en Moscú, y un trabajo en el ministerio del carbón. Su hermosa y joven mujer, Galina, le ayudó a navegar las políticas maquiavélicas de la capital soviética.
«Una vez, en una recepción, Stalin presentó a mi madre a todo el mundo. Ella iba siempre muy elegante, y Stalin dijo: ‘Encantado de presentarles a la mujer del futuro ministro del gobierno».
«Mi padre casi se desmaya. Estaba aterrorizado. Mi madre me dijo luego que tuvo que agarrarle la mano para calmarlo. Al final, papá dijo, ‘Gracias por los honores, pero no tengo la formación suficiente», algo así.
En sus 20 años en Moscú, Stajanov nunca se acostumbró del todo a las complicaciones de su nueva vida, y echaba de menos a sus antiguos compañeros.
En 1957, cuatro años después de la muerte de Stalin, el nuevo líder soviético, Nikita Khrushchev, no vio necesidad de mantener a Stajanov en Moscú, y lo envió de vuelta a Donbass.

Stajanov sintió que estaba en un exilio virtual, sobre todo porque su familia se quedó en Moscú, y pasó los últimos 20 años de su vida bebiendo mucho.
Violetta recuerda que su padre estaba muy enfadado porque al Partido Comunista le había llevado 35 años darle el máximo premio soviético, la medalla al Héroe del Trabajo Socialista.
La recibió en 1970.
Alexei Stajanov murió de un infarto cerebral en Donbass, en el este de Ucrania, en 1977. Una ciudad de la región lleva su nombre.
fuente:bbcmundo