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«Las cúpulas siguen siendo impenetrables en Centroamérica».
Esa es la historia de la que sigue sin hablarse, en una región que una vez fuera escenario de la Guerra Fría y que ahora salta a los titulares de la prensa en forma esporádica, coincidieron los periodista Óscar Martínez y Alejandra Gutiérrez Valdizán en el debate «Lo que no se cuenta de Centroamérica», en el marco delHayFestivalMéxico@BBCMundo.
Según Martínez, quien coordina el proyecto Sala Negra del diario digital salvadoreño ELFARO.NET y es autor del libro de crónicas «Los migrantes que no importan», la región ha fracasado en su intento de contar «la desigualdad desde la parte de los poquitos que tienen demasiado».
«Contamos la desigualdad desde la marginalidad, mientras las cúpulas siguen moviéndose con impunidad. No te permiten entrar. Te echan a su jauría de abogados… Las cúpulas centroamericanas que manejan la economía son muy protegidas e impunes«, señaló.

«Yo creo que el tema de los grandes capitales y de los poderes económicos (es parte de la agenda oculta)», señaló, por su parte, Gutiérrez Valdizán, directora editorial de Plaza Pública, un medio online de análisis, investigaciones y debates desde Ciudad de Guatemala.
«Es un asunto histórico que se ha ido reforzando, reacomodando; pero estas oligarquías o burguesías son un pilar fundamental en cómo están estructurados estos países, en cómo se vive la desiguladad y cómo han adaptado los sistemas políticos para que funcionen para su beneficio», añadió.
Algo que los une
Mientras que Gutiérrez habló de una «historia común», con «rasgos de movimientos históricos, riquezas, tragedias y derrotas», Martínez encontró poner a Centroamérica en un «mismo saco», para utilizar una expresión coloquial.
«Yo me siento más cómodo hablando del ‘Triángulo norte’, aunque tienen diferencias abismales», señaló el periodista salvadoreño.
Sin embargo, estuvieron de acuerdo en que, por un lado, hay unos «olvidos brutales» en lo que la prensa reporta sobre la región, emparejado con un tratamiento «hollywodense» de aquello que de lo que sí se informa.


«Seré más salvaje para adjetivar el tipo de cobertura. Creo que es un periodismo de turismo«, dijo Martínez.
Como ejemplo, citó esa época del año en que se espera la publicación de los índices mundiales de homicidios. «Vienen periodistas de toda la región, que no tienen una idea de cómo funcionan las pandillas ni de dónde provienen».
«El pandillero (se ve) como el más malo de los malos -interpuso Gutiérrez-, el enemigo que está en el vecindario de al lado, en el caso de Estados Unidos, o el narcotráfico que muestra Hollywood, pero nos e cuenta la lógica de lo que sucede con los narcos locales».
Martínez, además, se dijo sorprendido por el hecho de que la región haya sido «abandonada» por los corresponsales extranjeros, que abrieron brecha «cuando la Guerra Fría se dirimía en Centroamérica».
«Hubo una sensación de que en Centroamérica las cosas se acabaron con la guerra y, en el ínterin, los medios internacionales se retiraron«.
La prensa no ayuda
También coincidieron en que la propia prensa local no ayuda a mejorar el cuadro.
«En gran parte somos culpables, por la incapacidad de contarnos a nosotros mismos», afirmó Martínez, quien también calificó a la prensa local de «mediocre» y plagada de un «periodismo de declaracionitis».
Para Gutiérrez, además de la desigualdad y el poder de los grandes capitales, las grandes cuentas pendientes incluyen el ámbito cultural. «(Tenemos) tremendos narradores, poetas, gente haciendo cine, haciendo música; se nos queda en el pequeño vecindario y no trasciende», señala.
En cambio, Martínez se declara pesimista.

«No estoy en un episodio positivo de mi carrera», confiesa.
«Ni siquiera me pregunto si me interesa contar una historia de superación o positiva».
Primero, porque el primer problema es que «a veces en Centroamérica, no basta con saberlo; con saberlo no se hace nada«.
Segundo, porque la falta de una sociedad organizada significa que es muy difícil que la prensa logre tener un impacto.
«La prensa sin sociedad civil organizada es muy difícil que lo logre. En una sociedad tan polarizada, como la salvadoreña desde el final de la guerra, si la gente no entiende en qué consiste el periodismo, dificilmente lo va a defender. Y si la gente no defiende el periodismo, somos gente que llena páginas«.
Y ultimadamente, por lo que cree explica este estado de cosas:
«Mucha gente está preocupada en Centroamérica de ejecutar un verbo: sobrevivir. Y todos sabemos que la supervivencia aplaca otras necesidades y las deja en planos secundarios, como tener una opinión pública«.
fuente.bbcmundo