Los 5 juegos tradicionales que se están perdiendo en El Salvador

tronposCada vez se vuelve más difícil encontrar a un niño jugando con un trompo, un capirucho, una piscucha, un yoyo o con chibolas. La tecnología desplazó a estos juegos y todo indica que están a punto de desaparecer.

En la época del PlayStation, el Xbox, Angry Birds y un sinfín de aplicaciones para dispositivos móviles, los juegos tradicionales que divirtieron durante décadas a generaciones de salvadoreños luchan por preservar la magia que los hizo populares.

Para Julio César Martínez, director de la Escuela de Antropología de la Universidad Tecnológica (UTEC), la década de los ochenta marcó un cambio cultural. «Esa generación desarrolló su capacidad más visual, una vinculación más cercana con los dispositivos tecnológicos que con los juegos artesanales», explicó.

El surgimiento de dispositivos como el Game Boy, el Atari o juegos para computadoras «atrajo más a los cipotes. Les gustaba más por la imagen, eran más dinámicos», dijo, y agregó: «Es comprensible que ahora a un niño le dé más placer controlar un muñeco en la pantalla con sus propios movimientos que lanzar chibolas».

Entre los juegos tradicionales que se han visto desplazados por la tecnología están:

Chibola: Es un juego presente en diversas culturas. Aunque posee muchas variantes, la esencia es la misma: lanzar una chibola para acercarse a otras, sacarlas de un círculo o insertarla en un agujero. Cuando se gana una partida, se toman las chibolas de los contrincantes.

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Trompo: Está hecho generalmente de madera, tiene forma cónica y termina en una punta de hierro. Se enrolla un cordel alrededor para tirarlo y hacerlo bailar. Se pueden hacer varios trucos con él.

Entre las variantes del juego está hacer un círculo y tratar de sacar los trompos que están dentro, o golpear un trompo que baila al interior del círculo. Por lo general, el trompo del perdedor era castigado con calazos.

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Capirucho: Tiene su origen en Latinoamérica y es jugado desde la época precolombina. Es un juguete formado por un tallo, el cual está unido por una cuerda a una pieza en forma de cono. El objetivo es meter el tallo al hueco del cono la mayor cantidad de veces. También se pueden hacer piruetas antes de incrustarlo.

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Piscucha: Tiene su origen en China. Es un juguete armado con materiales livianos, como caña, al que se le coloca papel o tela. En la parte de abajo se le pone una cola de pedazos de papel. Se lanza al aire y es controlado con una cuerda.

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Yoyo: Es un juguete de origen chino compuesto por dos discos, ya sea de madera, metal o plástico, unidos por un eje. Se le hace subir y bajar con una cuerda atada a su eje. Se pueden hacer diversos trucos, como el columpio, el paseo del perro o «dormirlo».

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Estos juguetes ya no gozan de la misma popularidad y cada vez se vuelve más difícil encontrar a un niño jugando con uno de ellos.

María Martínez, quien labora en Souvenirs La Palma y lleva 24 años vendiendo en el mercado Ex Cuartel, en San Salvador, cuenta que la venta de juguetes tradicionales ha bajado. «Vienen a comprarlos para mandarlos a los hijos de familiares en Estados Unidos, para que conozcan los juegos que sus padres tuvieron en El Salvador», explicó.

«Se han vuelto un producto nostálgico, un adorno, un recuerdo para personas del exterior», dice Mary Morán, de Artesanías Adonay en el mercado Ex Cuartel.

«A veces se ponen de moda y se venden bastante. A veces los buscan para deberes. La cultura se ha ido perdiendo con la influencia americana. Mis hijos prefieren el Play (Station)», agregó.

Julio César Martínez explica que los juegos infantiles han formado parte de todas las culturas y aparecieron «como la necesidad de entretener a los menores, o como un deseo lúdico para desarrollar participación en un juego con otros, la necesidad de socialización».

Al igual que la cultura, los juegos evolucionan y permanecerán aquellos que resulten funcionales, que generen placer al jugarlos, dijo.

 

 

Fuente:;    EDH

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